Carta de despedida a un extraño
- Abner Vélez Ortiz
- Feb 4, 2017
- 3 min read
Querido extraño:

He decidido que esta será la última carta que te escribiré. Después de todos estos años me siento sumamente fatigado de escribir y escribir sin recibir una respuesta concreta que le permitiera al corazón entender que, en realidad, solo perdía mi tiempo, que como el tuyo, es igual de valioso.
No creas que esta decisión me hace feliz. De alguna manera me pesa, pero ya era “crónica de una muerte anunciada”. Tengo 28 años escribiéndote y ha sido suficiente, creo que no tengo necesidad de compartir lo que soy con un desconocido. No valdría la pena poner un punto más sobre las ies si al final estas se irán con el viento, o peor aún, se conviertan en cuchillos lanzados al aire en mi contra.
Esta carta de despedida quizá no sea para siempre... quizá
Extraño, es difícil darse cuenta que hay personas que no cambian, que tienen el corazón tan lastimado que les es imposible parar en su campaña de odio que, sin darse cuenta, se vuelve contra sí mismos. La misma campaña que a la larga se vuelve en un cáncer que termina por destruir, que deja en el abandono y soledad. Es triste pensar que una serie de eventos desafortunados puedan arruinar de tal forma una vida para convertirla en miserable, con el propósito vitalicio de hacérsela terrible a los demás.
Querido extraño. Quiero que esta última carta no sea propiamente una despedida. Me conozco bien y sé que, a diferencia de ti, soy diferente, que quizá mañana vuelva a escribirte. Mucha gente dice que nuestra relación me ha marcado y puede que tenga razón, pero la gente también es estúpida, de sobra lo sé. Sin embargo, como te decía, lo que nos hace diferentes es el gozo con el que me he permitido vivir, sonreír aún cuando esté bañado en mierda, llorar cuando lo necesito y abrazar a quienes amo cuando es necesario -y cuando me necesitan-.
Querido extraño, será difícil, pero quizá la costumbre ya me ha blindado de alguna manera o mi corazón se preparó para esto desde hace años. Qué más da. Decido mientras escribo estas letras, guardar los pocos momentos felices que mi treintañera memoria puede traer, y de una vez por todas saco lo que no me sirve, esas memorias grotescas y absurdas que no tienen cabida en mi. ¿Recuerdas la vez que te hablé de sexo y tu contestaste con un rosario? ¡Eso es algo que voy a olvidar! Qué pena.
Querido extraño. Tus silencios, tu estúpido orgullo y, sin temor a equivocarme y a las represalias, tu temor a que te peguen y dejen, es lo que nos ha traído aquí. Y aunque es una pena, es suficiente. Ya no puedo, ni debo, cargar este lastre. Renuncio a esta herencia, a esta incapacidad de amar, a este dolor. Esto ya no es vida y qué flojera vivir así cuando afuera hay todo un mundo por descubrir, amar, ¡alcanzar!
Y sin embargo, extraño, sé que cuando me necesites, estaré ahí. Porque no somos iguales.
Que Dios te bendiga, extraño.
Abner Raziel Vélez Ortiz
PD: en mi Toma de Protesta escucharé decir mi nombre y me sentiré orgulloso de mi aquí y ahora, porque es mío, mi logro, mi triunfo, ¡es el resultado de MI esfuerzo!, y entonces, todo comenzará de nuevo y para bien. Serás un recuerdo plasmado en documentos y cartas… y nada más.
Comments