Ci vediamo dopo, 2015!
- Abner Vélez Ortiz
- Dec 31, 2015
- 3 min read

Fin.
Hemos llegado a otro fin de año y no sé si decirlo es correcto pero, lo importante es que tenemos salud, ¡que tenemos vida!
No fue mi año porque definitivamente no lo fue, pero no porque fuera malo, sino porque, otra vez, concluyo un ciclo de vida sin todas mis metas cumplidas. Objetivos de vida que el temor, propio y ajeno, la desidia e incluso la estupidéz, provocaron que cosas que me había propuesto a corto y mediano plazo simplemente no sucedieran.
Pasa otro año y pues nada. ¿Frustración?, claro. Ni modo que celebre, sin embargo, este año aterricé cientos de cosas en mi vida con las que hoy puedo no martirizarme y autocastigar mi integridad. Aunque hay cosas que me encanijan sobremanera (ejem!), otras me animan a no quitar el dedo del renglón.
2015 no sólo fue un año de “nuevos comienzos” (¡eso es tan 2014!), sino que se trató de un tiempo de cierre de ciclos, establecimiento de metas claras (y objetivas) y de aplanamiento del camino para todo lo que se va a venir en los siguientes años.
Y claro, también hubo mucha, mucha, muuuuucha estupidez que, como dice Don Quijote, preferiría no acordarme.
Estoy expectante de lo que sucederá en 2016. Me he planteado metas firmes (mas no propósitos) y alcanzables para este nuevo ciclo. Desde ya estoy estableciendo tiempos en los que tienen que suceder las cosas (ya soy un adulto de casi 28 años, ya basta de tonterías y miedos), y claro, afianzando mi relación espiritual para dar todo paso con cuidado.

¿Qué va a suceder?, no sé… bueno, sí sé pero prefiero no plantearlo y dejar que simplemente suceda. Creo que cuando no planeamos las cosas, los castillos de arena que construimos en el aire se desvanecen, pero sólo para dar paso a los reales.
Asi que gracias 2015 por lo que me dejas, por lo que te llevas y por las puertas que abriste. Ahora sé que es mi turno de coger las riendas, cambiarme el chip y finalmente, apropiarme de aquellas cosas que por derecho me pertenecen.
2016 será chingón (perdón!) porque me encargaré de que así sea, ¡pos oiga!
Así que, érase una vez en 2016…
Pitufresas
Dos cosas:
Desde del finales de noviembre, casi al mes de la mudanza, llegaron a mi vida un par de perros (bueno, eran tres pero uno ya se fue) que han hecho la estancia en Silent Hill más llevadera y divertida. Digo, es un lío estar al pendiente de ellos porque es cuidar de dos vidas más, además de la tuya, claro. Pero todo se hace menos cuando vuelves a casa y te ves atacado por brinquitos y colas revolucionadas, no cambio por nada a Apolo y Odín, a quienes les doy una bienvenida a mi vida y a este blog.
Tan puede cambiar la vida que, si Dios quiere, el resumen de 2016 podría estarlo escribiendo desde Tecate (BCN), Oaxaca, Jerusalem o cualquier otro país… ¿ahora entienden por qué estoy expectante?
Y sí, por fin me hice la perfo en la nariz que tantas ganas le traía.
Y sí, también por fin conocí a mi hermana... pero ese blog lo estoy apartando para otro momento...
Hay 2015, no me quejo, al contrario, ¡gracias por todo!
¡Que Jah, en su eterna bondad y misericordia, los bendiga y los guarde. Que abra las puertas del cielo para derramar sus bendiciones hasta que sobre y abunde. Que siempre tengan gozo en su vida y que sean una luz que aún en medio de la oscuridad más tremenda haga huir a las tinieblas. Camina con valentía hacia la meta, porque el que va delante de ti ya te ha dado la victoria.
¿Podrá 2016 silenciar mi voz?... ¡no lo creo!
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