Crónica de un cambio [Día -4 / -3]
- Abner Vélez Ortiz
- Oct 28, 2015
- 4 min read
Empacar

Durante la no planeada pre-despedida de soltero tuve un momento de reflexión donde sí me dio la chillona porque, de pronto, me di cuenta que estaba guardando 27 años de mi vida en cajas pasmados en libros, apuntes, ropa, trastes y que, de pronto y sin darme cuenta, me di cuenta que estaba empacando mi casa, lo poco o mucho que he construido a lo largo de todo este tiempo y que este hogar que he construido ahora se convierte en la base del nuevo hogar que voy a construir con mi esposa (tras!, qué rudo es decir eso).
Prácticamente ya está todo listo para que el día que venga la mudanza trepe todo y emprendamos este capítulo de algo que, sin duda, será una gran aventura. Y pues la verdad, acá entre nos, estoy emocionado, pero a la vez un poco aterrado y, digo, es normal, ¿no? Nos enfrentamos a algo ligeramente desconocido que, al principio, será complicado pero bueno, a todo nos acostumbramos… creo.
Tanto ayer como hoy, Fa estuvo en el depita empacando las cosas que faltaban (ay, qué eficientes son las mujeres, neta) para dejar todo en orden y ñoñamente acomodado (como solemos hacerlo). ¡Qué horror con todo lo que he tirado y aun así llevo un chorro de cosas! Creo que aun así, llegando al destino, tendré que ponerme a ver qué es lo que tengo que sirve y que no porque, justo ayer caímos en cuenta que me voy yo pero que en un par de semanas también llega Fabiola con todas sus cosas y pues ni modo que nos pongamos las cosas en la mollera.
Ante esto, me pregunto dos cosas: ¿por qué nos cuesta tanto trabajo empacar y, por qué es tan complicado tirar cosas que ya no sirven?
Evidentemente no sólo me refiero a lo material, sino también a lo emocional. ¿Qué ganamos andando por la vida cargando con rencores, desprecio, rechazo y toda esa basura? De ninguna manera sirve traer el costalito por todos lados agregando cada día una piedrita nueva pa’l viaje. He comenzado a entender que, para tener un “viaje ligero”, lo ideal sería aprender a perdonar y soltar lo que llevamos dentro, deshacernos del ‘derecho legal de venganza’ y dejarlo en manos de Dios (el karma, el destino, la vida, el perrito…).
¿Por qué nos encanta darle cabida a la amargura si en nuestra película somos los protagonistas estelares?
Quiero aprovechar este proceso para dejar algunas piedritas que seguía cargando aquí, donde ya no las voy a ver nunca y comenzar de nuevo. Necesito y debo re-fundamentar mi identidad, lo que soy, lo que pienso y lo que creo de mí, de la gente, de la vida. No para ser funcional, pero sí para servir, para estar ahí para alguien, sea mi esposa, mis hijos, mi familia, mis amigos o un desconocido.
Y ahora lo entiendo más porque, no están para saberlo ni yo para contarlo, pero recientemente me profetizaron que iba a ser pastor de una iglesia y, aunque al principio me tiré al mar para ahogarme de risa (“lo que no has de querer, en tu casa lo has de tener” reza sabiamente el dicho), creo que la cosa va muy, muy en serio y, sí claro, la neta es que me da un pánico horrendo visualizarme así ( los Pastores Vélez Vázquez, mis hijos como los hijos de los pastores, la casa de los pastores, el carro de los pastores, la oficina de los pastores… aaaah!) pero bueno, si así está determinado y Él lo cree así, adelante. Empacaré mis temores y los lanzaré al barranco porque no me van a servir de nada.
Antes de que Fa volviera a casa, tomamos unos minutos para orar por este nuevo comienzo que como pareja comenzamos y fueron unos cuantos minutos de intimidad con Dios en los que creo que rompimos algunas cosas que estaban estorbando y, finalmente entregamos esto que he construido para comenzar de nuevo, juntos. A cambio, Él nos dijo que “cordón de tres dobleces no se rompe fácilmente” y creemos que estamos a nada de llegar a la cumbre de la montaña.
Hoy declaro que hay esperanza para todas las personas (incluyéndome a mí) y cada situación. Enciendo esperanza en mí en los demás (de Steve Backlund|| gracias #MXSSM, los amo).
BTW: ya quedó consolidada la mudanza. Ya nada más falta confirmar la hora. ¡Que caras son!, ni que estuviera mudándome de regreso a Mordor!
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Pitufresas: “Hay gente que mata el tiempo mientras sube la marea, yo juro que viviría dos mil años si pudiera. Hay estudios de mercado, hay tristeza y hay pecado. Hay idiotas encerrados en coches de mil caballos”.
Nota al calce: mientras escribía la parte del pastoreo sentí la necesidad de ofrecer disculpas a Coco y Vero Enríquez, pastores de Pan de Vida (Cuautitlán). Hoy entiendo que nadie enseña dirigir instituciones como lo es PdV y, aunque la bronca no fue con ustedes, siento todo lo que pasó a mi paso por ese lugar, y (perdón, tengo que decirlo) es una pena que haya gente desagradable en su congregación. Y también va para Carlos Flores, líder de jóvenes en Nueva Vida, la verdad es que no eres el mejor pero hoy entiendo que estás en ese proceso de crecimiento y desarrollo, ojalá que llegue a buen término y perdón por ser la oveja indomable, me daba mucha flojera tu grupo.
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