Una-vision (nueva)
- Abner Vélez Ortiz
- Aug 27, 2015
- 3 min read

No es que lo quisiera esconder, pero no tenía caso traerlo a colación antes de tiempo. Sin embargo, quiero aprovechar mi espacio, el que modero y controlo yo (jejeje), para agradecer y honrar la oportunidad que se me ha dado de formar parte de Univision, la empresa que dejo hoy como trabajador para emprender una nueva historia, un nuevo comienzo.
Comencé este viaje de la manera más extraña posible. Literalmente huía de un empleo en el que, como muchos colegas viven, se carecía de todo menos de trabajo. Especialmente temí por mi integridad luego de que aquel sismo del 20 de marzo casi me provoca un infarto… y es que no es lo mismo trabajar en un 12vo piso sobre Avenida Reforma que en un 6to piso en pleno Centro Histórico con datos estructurales desconocidos.

Recuerdo que me llamaron un 11 de abril de 2012 cerca del medio día para darme el aviso, un mes después aproximadamente, de que había sido seleccionado para ocupar una plaza disponible. Evidentemente y con harto gusto, dos días después presenté mi renuncia como editor de la revista en la que trabajaba para emprender un nuevo camino en algo que aún no manejaba completamente y que, con el paso del tiempo, disfruté en grande.
Han sido tres años y medio fabulosos y que, como en todo, tuvo sus altas y sus bajas. El enfrentarte a un nuevo público que no vive en tu país, con un modo de vida y cultura completamente ajeno a la tuya implicaba ‘estudiar’ para entender, un reto del que me enamoré y entendí mucho (¿podría decir que me especialicé en política gringa y especialmente en temas de migración?) y hasta disfruté el fútbol (¡gracias Brasil 2014!). Al paso del tiempo poco importaron las mentadas de madre, los memes, las enorme ignoradas y más. Amé estar aquí.

Influyó en gran parte el excelente equipo con el que trabajé, mi ‘team’. Cinco personas con distintos modos de pensar, gustos musicales y alimenticios. De alguna manera, todo eso (y más) logró que esta maquinaria trabajara de una forma espectacular para dar resultados espectaculares. A lo anterior, agradezco que mi jefa fuera, de alguna manera, abierta a escuchar propuestas, a mejorarlas y/o a tirarlas por la borda. Finalmente lográbamos los objetivos y la satisfacción nadie nos la quitaba.
Puede que esto no se tratara de periodismo propiamente (la terquedad en mi), pero disfruté la oportunidad de emprender este camino para entender que, como muchos otros colegas lo han hecho, comunicación no es sólo periodismo (ni radio, TV, relaciones públicas, docencia… y un enorme ETC que implica esta maravillosa carrera que estudié).
Además, este tiempo, especialmente los últimos meses, pude trabajar con mi carácter para tratar de ser más paciente, más tolerante, menos criticón y más “amable”; y aunque no me gradué con mención honorífica, puedo decir que soy un Abner distinto al que llegó… o al menos ya sé que debo de escuchar música con audífonos, ¡ja!

Amé las coberturas que hice, tanto de eventos nacionales (bueno, eventos propiamente estadounidenses), situaciones internacionales (la muerte de Chávez, el cambio de Papa, elecciones en América, fenómenos naturales, tiroteos...), deportes, shows (síndrome de Estocolmo con "Mira Quién Baila") y más. De verdad que gocé todo, odié poco (referente a lo laboral, claro está) y aprendí de todo. Tanto de lo que se presentaba con el trabajo día a día como de algunos compañeros.
En fin, sólo me resta ser agradecido con Dios y esta empresa por la oportunidad, y estar feliz por la culminación de este ciclo con la esperanza de que lo que viene va a ser increíblemente mejor, confiando en que “la gloria postrera será mayor que la primera”.
Entonces esto no es una despedida, es un hasta pronto, porque así como puedo volver algún día, nos hemos de encontrar otro… en el camino andamos.
¡Eternas gracias!
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