¡Un nuevo sonido!
- Abner Vélez Ortiz
- May 13, 2015
- 4 min read
(Púchale ► al video de Tutubo que está abajo pa' que animes la lectura)
Desde hace unos días tengo la intensión de escribir “algo”, usualmente lo hago para el día de mi cumpleaños (que fue el pasado fin de semana), pero para este año no se me antojó escribir. Al contrario, grabé una nueva canción en LSM como forma de agradecimiento, mi nuevo “himno” para este año.
Como sea, le he dado muchas vueltas a la idea de qué es lo que quiero escribir para mantenerme activo con mi blog; entre el trabajo, mi tesis y #MisiónSonrisasMX me queda poco tiempo que lo uso para otras cosas pero, aquí estoy de nuevo.
Intentaré ser breve. Por la mañana escuchaba una canción que me gusta mucho de la banda Conquistando Fronteras que me ha inspirado mucho para escribir esto y que a la letra, dice:
Un sonido que anhela que venga tu gloria un gemido que anhela que venga tu presencia.
Ha sido en más de una ocasión que he hablado sobre la perspectiva que tengo sobre mi generación y en cómo estamos llamados a transformar el mundo. Insisto en que, pese a todo el esfuerzo y activismos, “es como en los 60, pero sin esperanza”, como si ya no hubiera un mañana real para cambiar y/o reconstruir lo que está destruido. Como si sólo fuéramos tristes ilusos que piensan en el llamado “mañana mejor”.
Sin embargo, estos últimos meses en los que he compartido con un grupo de 70 locos (y mis amados tres líderes que están más locos) he encontrado nuevas razones para volver a creer y reafirmar mi confianza en esta generación que después de octubre de 2013 consideré “perdida”.
Miro al escenario y descubro que, ahora sí, se está levantando una generación que está dispuesta a dar el todo por el todo por cambiar el curso de la historia; pero lo más impactante es que no se trata de su propia historia, sino de la gente que le rodea. Veo con gozo que, como dice la canción, se está levantando un nuevo sonido alrededor del mundo que anhela que venga Su gloria. Que deja de lado la religiosidad, las sotanas y el bien vestir para dejar brillar el rostro del Rey, así como Moisés (Éxodo 34:29).
Esos gemidos que anhelan la presencia de Dios en sus vidas, en sus familias, sus trabajos, colonias y naciones forman parte de la manifestación gloriosa de los hijos de Dios (Romanos 8:19) y apenas son el comienzo de muchas, muchas cosas. Citando a Héktor González (compañero de MXSSM), esta generación se trata de “gente creyente enfocada y apasionada, dispuesto a pagar cualquier precio para vivir en comunidad, pureza y poder porque es amado por Dios y ama a Aquel cuya presencia manifiesta transforma vidas y culturas”. A lo anterior agregaría que este ser ama a su igual como Él es amado por el Padre.
Insistiré, no se trata de religiosidad. No se trata de “ser radicales” (qué discurso tan choteado y aburrido, ewwwwgh!!) y que por ser creyente ya no voy a fiestas, no me divierto, me sé la Biblia de pe a pa y me la vivo encerrado en mi congregación. Se trata de amar, amar con locura, incendiar con ello a otros y crear una comunidad ardiente y hambrienta de la presencia de Dios en sus vidas que va más allá de cantar, danzar y orar. Una nueva generación que, como si fueran iglesias móviles (tabernáculos), traen el Cielo a la Tierra y que es seguida por verdaderos milagros, sanidades y señales que ojo nunca vió y oído no oyó (1 Corintios 2:9). Pero todo fundamentado en el amor (y comunión) con el cielo, con mi semejante y con aquello que hago.
¡Se trata de amor! A – M – O – R.
¡Están naciendo sueños! ¡Están naciendo ideas! ¡Corazones rotos están siendo sanados! ¡El avivamiento ya llegó y quiero, anhelo, muero, por ser parte de este! Se acabó el oscurantismo y llegó la luz. Cosas sobrenaturales están sucediendo y así como no podemos callar, tampoco podemos ocultarlas. Es un nuevo sonido de adoración que, al cantar de las grandezas de aquel que nos amó primero, conmueven a las huestes celestiales que acercan sus oídos más y más hacia nosotros para sorprenderse de las maravillas que hizo Él y que se hacen en Su nombre.
Es el tiempo, es aquí y es ahora.
Pitufresas:
El sábado será la primera vez que se nos han abierto las puertas para realizar una misión con la banda de Misión Sonrisas y debo reconocer que estoy profundamente conmovido por cómo se han dado las cosas para poder realizarla. Desde los detalles más mínimos hasta las grandes cosas. En el mismo sentir de este post, he visto con mucho gozo cómo la gente se interesa y se integra a esto y lo hacen convencidos de ser transformadores de vidas.
Hace un par de semanas, mientras estaba en una reunión de oración con banda misionera, Dios me habló mucho (neta, me habló y MUCHO) sobre mi llamado a las Misiones. Muchos con este ministerio creemos que se trata de ir por todo el mundo y predicar el evangelio, pero en esos momentos, bañado en lágrimas, Él me decía que el mundo también eran las comunidades no alcanzadas de mi país, y recordé la mucha carga que tengo por Oaxaca y mis amigos zapotecos, mixtecos y los que se acumulen, ¡tengo que volver a ir pronto! Y también me reveló un don que ignoraba: ¡la compasión! (que no es lo mismo que la “lástima/pena”) para llevar ese amor de padre/madre/hermano/hijo a quien no lo conoce.
Así, entendí que Misión Sonrisas MX sí nació del corazón de Dios (pensé que era una locura muy trastornada de mi cabeza) y que además habrá mucha chamba por hacer tanto en lo secular (porque no somos un ministerio, o bueno, no como tal) como en lo espiritual.
En esta misma sesión, recibí una profecía que, aunque ya sabía, nunca le di una importancia real porque sonaba muy loca y descabellada: ¡misiones a Israel y a todo Medio Oriente! De hecho, literalmente dijeron “hasta cinco viajes misioneros a Medio Oriente para llevar la compasión y el amor que el mundo necesita”.
Pero vamos por pasos, y lo que viene, #MisiónSonrisasMX, será muy interesante. Son 44 niños y tenemos un objetivo, “la sonrisa de uno, ¡el gozo de todos!”.

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